Pero no quieres admitir las cosas, no es hasta que las dices en voz alta en que la realidad te cae, como cubetada de agua en la cabeza.
Lo complicado es decirlo, cuando lo sabes, cuando quiza lo empiezas a sentir, queda la duda tienes el temor de que si lo dices en voz alta se va a cumplir aunque ya sea un hecho.
Hoy lo dije en voz alta, tan alto como pocas cosas he dicho en mi vida. Y la herida aun sangra.
lunes, septiembre 08, 2008
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